Garbanzo de Brutaresei

 Ingredientes: 2 piezas de codillo de cerdo crudo sal, pimienta molida, comino molido 4-5 dientes de ajo 1 kg de patatas hervidas con piel 7-8 piezas de cebolla roja o blanca (también puedes combinarlas) 5 cucharadas de manteca o aceite, 1 cubo de caldo de verduras (cuando lo tengo a mano, uso 500 ml de caldo de pollo)

Las patas de cerdo son un deleite culinario que, cuando se preparan correctamente, se convierten en un verdadero festín para las papilas gustativas. Comenzamos salando generosamente las patas, asegurándonos de que cada pieza esté bien sazonada. Luego se freirán en las cinco cucharadas de manteca que se han calentado previamente en una sartén profunda. Es esencial freírlas por todos lados hasta lograr una corteza dorada y crujiente que añadirá un toque de sabor a nuestro plato.

Después de que las patas hayan tomado un color apetitoso, las colocamos cuidadosamente en una bandeja profunda. Aquí, espolvorearemos pimienta recién molida y comino, que intensificarán el aroma de la carne. Por encima, vertemos 500 ml de caldo de verduras preparado con la ayuda del cubo mágico Wink o, ¿por qué no?, un caldo de carne rico que proporcionará profundidad de sabor. Alrededor de las patas, colocamos rodajas de ajo, que infusionarán el plato con una fragancia irresistible. Cubrimos la bandeja con una tapa y la colocamos en el horno precalentado, donde las patas se cocinarán lentamente hasta que un tenedor penetre fácilmente en la carne. Es importante verificar periódicamente el nivel de líquido y, si es necesario, añadir caldo para asegurarnos de que las patas estén bien cocidas y jugosas.

Mientras tanto, nos ocupamos de la guarnición. Las patatas se hierven con piel, conservando así todos sus sabores y nutrientes. Después de hervirlas, las pelamos con cuidado y las cortamos en cubos. La cebolla se corta en cuartos, preparándola para asarse junto a las patas. Una vez que las patas estén cocidas, añadimos los cubos de patata y los cuartos de cebolla a la bandeja. Les rociamos un poco de manteca de la bandeja de las patas y les espolvoreamos una pizca de sal, luego las devolvemos al horno. Las patatas se dorarán maravillosamente, absorbiendo los sabores de la carne y el ajo.

Al final, el plato se sirve caliente, acompañado de encurtidos variados que aportarán un contraste agradable al sabor de las patas. Una cerveza fría complementará perfectamente este festín, convirtiendo la comida en una experiencia memorable. ¡Buen provecho!

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