Ensaimada
Ingredientes: -500 g de harina (puedes usar hasta 600 g de harina, dependiendo de cómo lo pida la masa) -40 g de levadura fresca -1 cucharadita de sal -75 g de azúcar (para que sea un poco más dulce, puedes agregar 100-125 g) -250 ml de leche tibia -2 huevos -2 cucharadas de aceite de oliva -200 g de manteca de cerdo, derretida y tibia (se puede reemplazar con margarina, aceite, casi con los mismos resultados) -grasa para la bandeja de hornear -harina -1 yema de huevo, para untar
Para preparar una masa sabrosa y esponjosa, comienza colocando la sal en el fondo del recipiente donde vas a trabajar. Este paso es esencial, ya que la sal ayuda a realzar los sabores en la masa. Tamizar la harina es otro detalle importante, ya que ayuda a eliminar los grumos y a airear el ingrediente, lo que dará como resultado una textura más fina. Mezcla la harina con el azúcar y vierte esta mezcla sobre la sal en el fondo del recipiente.
Haz un hueco en el centro de la mezcla de harina, donde agregarás la levadura ablandada con un poco de azúcar y disuelta en leche tibia. Cubre la levadura con un poco de harina de los bordes y deja el recipiente cubierto en un lugar cálido durante aproximadamente 15 minutos, hasta que la masa suba. Este proceso de fermentación es crucial, ya que permite que la levadura se active, dando a la masa una textura esponjosa.
Mientras tanto, bate los huevos junto con el aceite, asegurándote de que estén bien integrados. Una vez que la masa haya subido, agrega la mezcla de huevos y aceite sobre ella y comienza a amasar bien todos los ingredientes. Puede que necesites añadir un poco de harina para obtener una masa homogénea, suave y elástica que se despegue fácilmente del recipiente y de tus manos.
Después de obtener la masa perfecta, engrasa el fondo y los lados del recipiente con un poco de aceite y forma la masa en una bola. Engrasa también la masa con aceite, luego cúbrela con un envoltorio de nylon engrasado por el lado de la masa, seguido de toallas de cocina. Déjala reposar en un lugar cálido, sin corrientes de aire, durante aproximadamente una hora, o hasta que el volumen de la masa se duplique.
Una vez que la masa haya subido, amásala nuevamente sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada, luego extiéndela en una hoja muy delgada, en forma de rectángulo. Puedes dividir la masa en varias piezas, según tus preferencias, y extenderlas una por una. Unta uniformemente con manteca derretida y caliente y enrolla la masa a lo largo, teniendo cuidado de que los rollos sean delgados.
Deja reposar los rollos durante una hora, cubiertos con un paño. Luego, dales forma de caracol, colocándolos en una bandeja para hornear engrasada. Cúbrelos con un envoltorio de nylon engrasado por un lado y déjalos nuevamente en un lugar cálido, sin corrientes de aire, durante la noche. A la mañana siguiente, unta los caracoles con una yema diluida en un poco de agua tibia y colócalos en el horno precalentado. Hornea durante 35-40 minutos a 180 grados para caracoles grandes o 20-25 minutos para caracoles más pequeños, hasta que se doren y sean apetitosos. ¡Disfruta de esta delicia con tus seres queridos!
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