Mermelada de Durazno
Ingredientes: 3 kg de duraznos más firmes, 1 kg de azúcar, jugo de 5-6 limones (o esencia)
Para preparar una deliciosa mermelada de durazno, comienza lavando cuidadosamente los duraznos, asegurándote de que estén limpios y sin impurezas. Luego, con un cuchillo afilado, pela cada durazno con cuidado, teniendo en cuenta que la piel puede ser bastante delgada y frágil. Una vez que todos los duraznos estén pelados, córtalos en rodajas finas para facilitar la extracción del jugo y intensificar los sabores durante el proceso de cocción.
En una cacerola o olla grande, coloca las rodajas de durazno sin agregar agua, ya que estas frutas tienen un alto contenido de agua y soltarán suficiente líquido durante la cocción. Coloca la olla a fuego bajo y revuelve ocasionalmente, teniendo cuidado de que no se pegue al fondo. Notarás cómo los duraznos comienzan a descomponerse y a liberar su jugo, y la mezcla se vuelve más uniforme. Sigue revolviendo hasta que el líquido se haya reducido significativamente y los duraznos tengan una consistencia suave.
Luego, agrega el azúcar y el jugo de limón, mezclándolos bien para que se combinen con la fruta. El limón no solo añade una nota de frescura, sino que también ayuda a preservar el color y los sabores. Deja que la mezcla hierva durante 15-20 minutos, alentando a que los sabores se desarrollen e intensifiquen. Una vez que haya pasado el tiempo, retira la mermelada del fuego y déjala enfriar, cubierta con una tapa, hasta el día siguiente.
Al día siguiente, vuelve a llevar la mermelada a ebullición durante otros 15 minutos. Este proceso de ebullición repetido ayuda a lograr una textura más consistente y a mejorar el sabor. Una vez terminado, deja enfriar la mermelada nuevamente. En el tercer día, repite el proceso de ebullición durante otros 5-10 minutos, asegurándote de que la mermelada esté bien espesa.
Para conservar la mermelada, agrega una pastilla de aspirina triturada o salicilato, mezclando bien para dispersar uniformemente. Luego, transfiere la mermelada caliente a frascos esterilizados, llenándolos hasta el borde, pero dejando un poco de espacio en la parte superior. Coloca las tapas y pon los frascos boca abajo sobre una superficie plana para crear un vacío que ayudará a conservar la mermelada. Déjalos así hasta que se enfríen completamente, después de lo cual puedes almacenarlos en tu despensa.
La mermelada de durazno se puede disfrutar de diversas maneras: untada sobre una rebanada de pan tostado con mantequilla, añadida sobre sémola con leche o arroz cocido en leche, o incluso utilizada como relleno para deliciosas tartas de frutas. ¡Disfruta del sabor del verano y del intenso aroma de los duraznos en cada frasco!
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