Pastel con Base Blanca y Amarilla

 Ingredientes: Base amarilla: -5 yemas de huevo -3 cucharadas de azúcar -esencia de vainilla -ralladura de limón o naranja -3 cucharadas de aceite -3 cucharadas de harina -½ cucharadita de polvo de hornear Otros: -1-2 cucharaditas de cacao -azúcar en polvo, opcional Base blanca: -5 claras de huevo -3 cucharadas de azúcar -3 cucharadas de aceite -4 cucharadas de harina -½ cucharadita de polvo de hornear

Base amarilla: En un bol lo suficientemente grande, comienza batiendo las yemas de huevo con el azúcar hasta que la mezcla se vuelva cremosa y espumosa, y el azúcar se disuelva por completo. Es esencial usar una batidora eléctrica para lograr una textura uniforme, pero si lo prefieres, también puedes usar una espátula de madera, teniendo cuidado de trabajar lo suficiente para incorporar aire. Una vez que la mezcla esté bien homogeneizada, añade la esencia de vainilla y la ralladura de limón o naranja, que añadirán un sabor extra. En este momento, vierte el aceite en un hilo delgado, mezclando continuamente para evitar que los ingredientes se separen.

Después de que el aceite esté completamente integrado, tamiza la harina junto con el polvo de hornear para evitar grumos. Mezcla con una espátula o con una cuchara de madera, teniendo cuidado de no trabajar demasiado la masa. El resultado debe ser una mezcla homogénea y un poco más espesa. Vierte la composición en el molde para pan, que ha sido forrado con papel de hornear, asegurándote de que la masa esté distribuida uniformemente. Para una buena apariencia, espolvorea cacao tamizado por encima, que añadirá no solo un sabor intenso, sino también una nota visual atractiva.

Base blanca: En otro bol, bate bien las claras de huevo con una batidora, hasta que se conviertan en una espuma dura y brillante. Agrega el azúcar poco a poco, continuando a mezclar para que se integre completamente y ayude a estabilizar la espuma. Una vez que las claras estén firmes, añade el aceite, mezclando lentamente para no perder el aire de la composición. Tamiza la harina junto con el polvo de hornear e incorpóralos con cuidado, mezclando con una espátula para obtener una composición bien homogeneizada.

Vierte la base blanca sobre la amarilla en el molde preparado, nivelándola con una espátula para tener una superficie uniforme. Coloca el molde en el horno precalentado a 180 grados Celsius y deja hornear durante unos 30 minutos. Se recomienda verificar si está horneado con un palillo; si sale limpio, el pastel está listo. Después de hornear, retira el molde y deja enfriar el pastel sobre una rejilla.

Una vez enfriado, córtalo en rebanadas y sírvelo solo o, para una decoración elegante, espolvoreado con azúcar glas. Este es un postre versátil, perfecto para cualquier ocasión, siendo igual de delicioso tanto solo como acompañado de una bola de helado o una salsa de frutas.

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