Cobertura de Tomate con Pimientos Asados
Ingredientes: - tomates bien maduros - pimiento, asado, pelado, sin corazón ni semillas - orégano, al gusto - 1 manojo de perejil fresco, picado finamente - 1 cucharadita de azúcar, opcional - sal - pimienta
Para preparar un plato sabroso y aromático, comenzamos asegurándonos de tener todos los ingredientes necesarios a mano. Primero, elegimos pimientos, preferiblemente de varios colores, para una apariencia más agradable y un sabor complejo. Los asamos a la parrilla o en el horno hasta que la piel se vuelva marrón y comience a despegarse. Después de que se hayan enfriado, les quitamos la piel y los cortamos en tiras finas, asegurándonos de conservar los jugos que se forman en el proceso.
Mientras tanto, nos ocupamos de los tomates. Elegimos tomates maduros y carnosos, que pelamos fácilmente utilizando un método simple: los sumergimos rápidamente en agua hirviendo durante unos segundos y luego los transferimos inmediatamente a un bol con agua fría. De esta manera, la piel se desprende sin esfuerzo. Después de pelarlos, los cortamos en cubos pequeños, teniendo cuidado de quitar las semillas, para no diluir la salsa.
En una olla, ponemos los cubos de tomate junto con el jugo que quedó de los pimientos asados y añadimos una cucharadita de azúcar, que ayudará a equilibrar la acidez de los tomates. Llevamos la mezcla a fuego bajo, removiendo ocasionalmente, y dejamos que hierva hasta que los tomates se ablanden y el jugo se reduzca, creando una textura densa y sabrosa. Finalmente, sazonamos con sal, pimienta recién molida y orégano seco, ajustando el sabor a las preferencias personales.
Después de obtener una salsa deliciosa, retiramos la olla del fuego y dejamos enfriar un poco. Incorporamos las tiras de pimiento, añadimos un puñado generoso de perejil fresco picado, que aportará un extra de frescura al plato. Mezclamos todo bien y transferimos la composición a un recipiente hermético, dejándolo en el refrigerador durante al menos una hora para permitir que los sabores se combinen armoniosamente.
Este plato se puede servir de múltiples maneras. Una opción simple es disfrutarlo frío, junto a una rebanada de pan fresco, perfecta para mojar en la salsa llena de sabor. En la versión caliente, podemos optar por una porción de polenta humeante, acompañada de una salsa de ajo fragante, que realzará aún más el sabor. También combina perfectamente con ensalada de berenjenas, verduras a la parrilla, albóndigas o incluso carne asada, ya sea a la parrilla o al horno. Cada opción aporta una nota distinta, transformando este plato en un verdadero festín culinario.
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