Mermelada de Albaricoque con Cáscara

 Ingredientes: 10 kg de albaricoques, 5 kg de azúcar, el jugo de dos limones, vainilla al gusto (opcional)

La mermelada de albaricoque es una delicadeza que evoca recuerdos de la infancia, de los cálidos días de verano y del aroma de las frutas frescas. Este año, decidí conservar las pieles de los albaricoques, lo que resultó en un tono más oscuro, pero con un sabor intenso y auténtico. Si deseas una mermelada de color más claro, quita las pieles, pero notarás que tendrás que agregar 100 gramos más de azúcar por cada kilogramo de fruta utilizada. Así que elige los albaricoques con cuidado: deben ser dulces, fragantes y bien maduros para lograr un resultado excepcional.

El primer paso es lavar bien los albaricoques, luego quitar los huesos. Cortarlos en 4 o 6 piezas ayudará en el proceso de ebullición, facilitando el triturado. Coloca las rodajas de albaricoque en una olla grande y alta que permita una ebullición uniforme, luego espolvorea el azúcar por encima. Yo dejé los albaricoques en la nevera durante la noche, pero se recomienda hervirlos inmediatamente después de limpiarlos, especialmente si están muy maduros, para evitar la fermentación.

Un aspecto importante a recordar es que no debes agregar agua, ya que los albaricoques soltarán suficiente agua durante la ebullición. Pon la olla en la estufa y revuelve constantemente con una cuchara de madera. Este paso es esencial, ya que las rodajas se descompondrán y formarán una pasta homogénea. Cuando los albaricoques estén medio triturados, agrega el jugo de limón y, si lo deseas, un chorrito de vainilla para un sabor más complejo.

Hervir la mezcla hasta que todas las rodajas de albaricoque estén completamente trituradas y la mermelada se vuelva espesa. Es crucial no alejarse de la estufa, ya que la mermelada tiende a pegarse al fondo de la olla y puede quemarse rápidamente. Este proceso requiere paciencia y atención, pero vale la pena. Hacia el final, cuando el líquido se evapora, notarás cómo la mezcla comienza a salpicar, pero el aroma y la textura final harán que todo el esfuerzo valga la pena.

Cuando la mermelada esté lista, déjala enfriar un poco antes de ponerla en frascos. Una combinación deliciosa con una rebanada de pan fresco y mantequilla traerá sonrisas a los rostros de tus seres queridos. Esta mermelada de albaricoque no es solo un postre, sino un dulce recuerdo de la infancia que deleitará tanto a los pequeños como a los mayores. Así que prepárate para disfrutar de esta delicia casera y no olvides compartir tu bondad. ¡Buen provecho!

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