Pan con Leche y Comino
Ingredientes: 500 g de harina, 250 ml de leche tibia, 25 g de levadura, 1 cucharadita de azúcar, 1 cucharada de sal, 50 ml de aceite
Para preparar un delicioso pan que llenará la casa con un aroma tentador, comenzamos por preparar nuestros ingredientes. En un bol, vertemos la leche tibia, asegurándonos de que no esté demasiado caliente para no matar la levadura. Agregamos levadura fresca y azúcar, mezclando suavemente hasta que la levadura se disuelva por completo. Esta mezcla activará la levadura y la masa subirá hermosamente.
En otro recipiente, tamizamos la harina, añadiendo sal para realzar el sabor del pan. Hacemos un hueco en el centro de la harina, como un pequeño cráter, donde verteremos la mezcla de leche, levadura y azúcar. También añadimos aceite de oliva, que le dará al pan una textura suave y un sabor delicado. Comenzamos a mezclar los ingredientes con una espátula o con la mano, incorporando gradualmente la harina a la mezcla húmeda. Amasamos la masa durante unos 10 minutos, hasta que se vuelva elástica y ya no se pegue a los lados del bol.
Una vez que la masa está lista, la cubrimos con un paño limpio y la dejamos reposar en un lugar cálido durante 50 minutos. Este paso es esencial, ya que permite que la levadura actúe y la masa suba, volviéndose esponjosa y aireada. Después de este período, comenzamos a dar forma a la masa. Dividimos la masa en dos partes iguales y formamos dos barras, asegurándonos de darles una forma uniforme.
Preparamos una bandeja de horno forrada con papel de hornear, donde colocamos cuidadosamente las dos barras. Antes de meterlas en el horno, las untamos con un huevo batido para lograr una corteza dorada y brillante. Espolvoreamos comino por encima, que añadirá un aroma distintivo y un sabor intenso, combinándose perfectamente con la miga esponjosa del pan. Precalentamos el horno a 180 grados Celsius y colocamos la bandeja dentro. Horneamos el pan durante 35-40 minutos, hasta que se dore y suene hueco al golpearlo.
Una vez pasado el tiempo de horneado, sacamos el pan del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla para mantener su textura crujiente. Este pan será perfecto servido caliente, acompañado de mantequilla o queso, o puede usarse como base para deliciosos sándwiches. Disfruta de cada rebanada y saborea el aroma y el sabor del pan casero que trae alegría y calidez a cada comida!
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