Focaccia

 Ingredientes: masa harina negra 500 g levadura 25 g agua tibia 250 ml 50 ml aceite de oliva sal 1/2 cucharadita azúcar 1 cucharada relleno y decoración: aceitunas sin hueso 100 g cebolla roja 2 unidades queso rallado 150 g romero 2 ramitas 50 ml aceite de oliva tomates cherry

Mezclé la harina tamizada con la sal, asegurándome de que los ingredientes estuvieran bien integrados para obtener una masa uniforme. Luego, vertí la levadura, que había sido disuelta previamente en agua tibia junto con el azúcar, mezclando cuidadosamente para activar la levadura. Es esencial que el agua esté tibia, pero no caliente, para no destruir la levadura. Después de obtener una composición homogénea, comencé a añadir gradualmente agua tibia, mezclando continuamente hasta que la masa comenzó a adquirir consistencia.

Una vez que obtuve una masa elástica, la amasé con aceite de oliva, que no solo le dará un sabor refinado, sino también una textura más esponjosa. Cuando la masa se volvió suave y elástica, la dejé reposar en un lugar cálido, cubierta con un paño limpio, durante unos 30 minutos. Después de este tiempo, la masa había duplicado su volumen, señal de que la levadura había hecho su trabajo.

Dividí la masa en dos partes iguales. Extendí la primera pieza con un rodillo, formando una hoja delgada que coloqué en una bandeja engrasada con aceite de oliva. Encima de esto, añadí el delicioso relleno hecho de trozos de aceitunas, queso rallado y rodajas de cebolla roja, que aportarán un sabor agridulce.

Extendí la segunda pieza de masa con cuidado, colocándola suavemente sobre el relleno preparado. Encima, añadí rodajas de cebolla, algunos trozos de aceitunas para un sabor extra, tomates en rodajas y romero fresco, que aportará un aroma inconfundible. Rocíe generosamente con aceite de oliva, asegurándome de que cada ingrediente esté bien cubierto.

Después de terminar el ensamblaje, dejé que el plato subiera nuevamente durante 10 minutos, para permitirle volverse aún más esponjoso. Luego, lo coloqué en el horno precalentado a 180 grados Celsius, donde lo dejé durante 30 minutos, hasta que desarrolló una corteza dorada y apetecible.

Una vez enfriado, este plato se puede servir frío, siendo perfecto para un refrigerio, un almuerzo o una cena ligera. Los sabores se combinan perfectamente y la textura es agradable, lo que convierte esta receta en una excelente opción para cualquier ocasión.

 Etiquetascebolla queso tomates harina aceite azúcar aceitunas recetas vegetarianas

Focaccia
Focaccia
Focaccia

Recetas