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 Ingredientes: Ciruelas rojas dulces y bien maduras

Las ciruelas se lavan a fondo, asegurándonos de que se eliminen todas las impurezas. Después de limpiarlas, retiramos cuidadosamente los huesos y las colocamos en una olla para mermelada o en un gran caldero, dependiendo de la cantidad de ciruelas que tengamos. Es importante que las ciruelas estén frescas y bien maduras para obtener una mermelada de alta calidad. Una vez organizadas, las ponemos a fuego lento, revolviendo de vez en cuando hasta que comiencen a hervir y se ablanden lo suficiente.

Después de que las ciruelas han hervido y se han convertido en una pasta homogénea, apagamos la estufa y las dejamos enfriar un poco. Para lograr una textura fina, pasamos las ciruelas por un colador, como hacía mi abuela, pero yo prefiero usar una picadora de carne para triturarlas. Este método asegura una consistencia uniforme y un sabor intenso.

Después de obtener el puré de ciruelas, lo volvemos a poner en nuestra olla o caldero y continuamos hirviendo, asegurándonos de revolver constantemente para evitar que se pegue. Por lo general, cuando hacemos mermelada, tenemos una gran cantidad de ciruelas, así que es más fácil mudarnos al exterior, donde podemos usar un caldero con fuego debajo. Sin embargo, considerando las modernizaciones, hoy podemos preparar mermelada en la cocina, ya sea en la estufa o en el horno.

Así que, después de moler las ciruelas, las transferimos a una olla alta y las introducimos en el horno a una temperatura de 190°C (375°F). La rejilla del horno debe estar ajustada a la posición más baja para asegurar una cocción uniforme. Es esencial revolver la mermelada de vez en cuando para evitar que se forme una costra quemada en la superficie.

A veces, cuando no tengo tiempo para atender la mermelada durante el día, elijo ponerla en el horno por la noche a una temperatura muy baja, dejándola hervir lentamente hasta la mañana. En este caso, me despierto ocasionalmente para revolver, asegurándome de que no se forme una película quemada.

Después de aproximadamente 7-8 horas de cocción en el horno, dejamos enfriar la mermelada. Cuando esté fría, verificamos la consistencia: si la cuchara de madera que usamos para revolver se mantiene erguida en la mermelada, entonces está lista. Es importante que no queden trazas de líquido en la mermelada, de lo contrario existe el riesgo de que se estropee en los tarros durante el invierno.

Si notamos que las ciruelas no están lo suficientemente maduras o no tienen la dulzura adecuada, podemos agregar aproximadamente 100 gramos de azúcar por cada kilogramo de ciruelas trituradas y continuar cocinando igual que con las que no tienen azúcar. Personalmente, prefiero no añadir azúcar, creyendo que una mermelada natural es la mejor, pero cada uno puede prepararla según sus propias preferencias. ¡Buen provecho, y yo la disfruto simplemente con una cuchara!

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