Tortilla A la Dulcesti
Ingredientes: huevos revueltos con manteca, cebolla, cebolla verde, eneldo, queso telemea viejo, tocino/opcional manteca/opcional Cantidades al gusto
¿Alguna vez has experimentado el sabor de un bocadillo, tan mundano como pueda ser, pero tan delicioso, de tu infancia? Así es como recuerdo los veranos pasados en casa de mis abuelos maternos en Dulcești. Cada mañana, nos recibían con huevos batidos con harina de maíz fritos en una sartén, junto con jumeri y trozos de carne del tarro de manteca. Era una combinación sabrosa, acompañada de un poco de cebolla y queso telemea viejo. Y si era primavera, la comida se complementaba con eneldo fresco, recogido del jardín.
Este desayuno nos esperaba pacientemente cada mañana, antes de ir al campo, o en otras mañanas cuando sabíamos que nos esperaba un día de trabajo duro, como suele suceder en el campo. Aunque no teníamos carne de cerdo frita en manteca disponible, encontramos una alternativa igualmente deliciosa: usamos jumeri secos y un poco de tocino ahumado. Los freímos en una cucharada de manteca, añadiendo cebolla finamente picada, dejándola ablandar y liberar su aroma.
Luego, vertimos los dos huevos batidos, a los que añadimos una cucharada colmada de harina de maíz y algunos trozos de telemea desmenuzada. Si usas harina de maíz gruesa, es bueno poner menos para lograr una textura más fina. Omití la sal porque el telemea, los jumeri y el tocino ya tenían un sabor salado. Después de que la parte inferior comenzara a cocinarse, desmenuzé la mezcla con una cuchara, dándole la vuelta para que se cocinara uniformemente por el otro lado.
Si prefieres una tortilla como un panqueque, también puedes optar por ese estilo, pero para mí, reunidos en el plato, estos huevos son más apetitosos. Por supuesto, también se necesita algo ácido, así que puse algunos chanterelles en escabeche al lado, pero puedes usar cualquier otra verdura en escabeche que tengas a mano, desde tomates verdes hasta pimientos o chucrut. Este plato, tan simple, es tan sabroso precisamente por su simplicidad. Nuestros abuelos sabían cómo combinar lo útil con lo placentero, ofreciéndonos una comida llena de sabor, energía y economía, que nos recuerda los hermosos momentos pasados en el seno de la familia. Concluyo esta receta con el pensamiento de que cada bocado nos lleva de regreso en el tiempo a esas cálidas mañanas de verano, cuando todo parecía más simple y lleno de alegría.

