Sopa de Huevos
Ingredientes: Huesos de pollo, Huevos (dos por porción), Cebolla, Verduras o Vegeta, Hoja de laurel, Arroz, Estragón, Crema agria, Jugo de limón
Porque nada se desperdicia, todo se transforma, de los restos de pechuga de pollo que tomaron el camino de la conservación, he creado una maravillosa sopa de huevos. Esta receta no solo es una excelente manera de aprovechar las sobras, sino también una oportunidad para traer un toque de calidez y confort en los días más fríos. Veamos cómo se prepara esta delicia.
Comenzamos colocando los restos de pechuga de pollo en una olla grande, junto con agua fría, sal y algunos granos de pimienta. Es esencial dejar que el agua hierva lentamente, y durante el proceso, aparecerá una espuma en la superficie. Esta está compuesta de impurezas y proteínas, que debemos quitar con una espumadera. Una vez que la sopa esté limpia, añadimos una hoja de laurel y la cebolla, que se puede picar finamente o dejar entera, según la preferencia. La cebolla añadirá un sabor dulce y aroma, y la dejamos hervir hasta que se vuelva blanda y se disuelva completamente.
Después de que la cebolla se haya ablandado, añadimos un puñado de arroz lavado y, opcionalmente, dos cucharadas de Vegeta o verduras muy finamente picadas, para enriquecer el sabor de la sopa. Dejamos que todo hierva junto, revolviendo de vez en cuando, hasta que el arroz esté cocido al dente. En ese momento, bajamos el fuego y, con un cucharón, rompemos los huevos uno por uno, dejándolos caer en la sopa caliente. Es un momento emocionante cuando las claras se coagulan rápidamente, formando una textura delicada y esponjosa.
Después de añadir todos los huevos, apagamos el fuego y dejamos reposar la sopa para que las claras se coagulen completamente. Mientras tanto, frotamos una yema de huevo con crema agria, obteniendo una pasta cremosa. Añadimos unas cucharadas de la sopa caliente a esta mezcla, revolviendo bien para evitar la coagulación repentina de la yema. Luego, vertemos esta mezcla en la olla con la sopa, junto con un manojo de estragón fresco, que añadirá una nota fragante y fresca. Si no tienes estragón fresco, el seco es una buena alternativa, pero asegúrate de añadirlo junto con el arroz para liberar su aroma.
Finalmente, cuando la sopa ya no esté caliente, agria todo con jugo de limón, ajustando así la acidez y aportando un toque de frescura. Esta sopa de inspiración griega es una delicia que nos invita a recuerdos de la infancia, cuando jugábamos con los huevos en el plato, observando cómo la yema fluía en la sopa, tiñéndola de un amarillo vibrante. Así, no solo tenemos una sopa nutritiva, sino también un pedazo de nuestro pasado, lleno de sabor y nostalgia. Disfruta de esta sopa caliente con tus seres queridos y convierte cada bocado en un recuerdo inolvidable.
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