Pasta de Pimientos con Tomates

 Ingredientes: 20 pimientos rojos, 2 kg de tomates, sal al gusto, 1 aspirina por 1 kg de líquido

Lavamos cuidadosamente los pimientos y los tomates, asegurándonos de eliminar cualquier impureza. Preparamos una olla grande con agua y la ponemos al fuego, dejando que el agua alcance el punto de ebullición. Una vez que el agua hierve, añadimos los tomates enteros y los dejamos escaldar durante unos minutos, hasta que la piel comienza a despegarse. Este proceso facilita la limpieza de los tomates, que se vuelven mucho más fáciles de preparar. Después de sacarlos del agua, los dejamos enfriar un poco, luego los pelamos.

Para obtener una salsa fina y deliciosa, usamos una licuadora. Pasamos los tomates pelados por la licuadora, obteniendo una pasta homogénea, que colamos a través de un colador fino para separar las semillas y la pulpa, conservando solo el jugo. Este método es simple y efectivo, y el resultado es un jugo de tomate vibrante, lleno de sabor. En lugar de usar una máquina separadora de tomates, que puede complicar el proceso, la licuadora es una opción rápida y conveniente.

Después de obtener el jugo de tomate, volvemos a los pimientos lavados y sin tallos. Se pican finamente utilizando una picadora de carne o un procesador de alimentos, dependiendo de nuestras preferencias. Una vez que los pimientos están picados, los añadimos a una olla grande junto con el jugo de tomate. Dejamos que la mezcla hierva a fuego lento, revolviendo de vez en cuando para evitar que se pegue. Es importante monitorear la consistencia de la salsa para que lleguemos a la textura deseada.

Después de que la salsa ha hervido y se ha espesado, podemos usar la licuadora nuevamente para convertirla en una pasta homogénea, similar a un caldo. Sin embargo, si prefieres una textura más rústica, puedes dejar la salsa tal como está. Añadimos sal al gusto, teniendo cuidado de no exagerar, y luego preparamos una mezcla de aspirina. En un tazón pequeño, añadimos tantas tabletas de aspirina como litros de jugo tengamos. Vertemos un poco del líquido obtenido para ayudar a disolver la aspirina, luego vertemos la mezcla en toda la cantidad de pasta.

Para conservar el caldo, usamos tarros o botellas limpias y secas. Llenamos los recipientes con caldo, teniendo cuidado de dejar un poco de espacio en la parte superior, luego los cerramos bien con tapas. Almacenamos los tarros en la despensa, donde podrán ser conservados para ser utilizados en diversos platos durante el invierno. Esta receta no solo ofrece una salsa deliciosa, sino que también es una excelente manera de conservar tomates y pimientos, llevando los sabores del verano a nuestros platos durante todo el año.

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